San Vicente de Paul

El amor es inventivo hasta el infinito.

San Vicente de Paul

San Vicente de Paul nació en  Francia, en 1580. Su niñez la pasó en el campo, ayudando a sus padres en el pastoreo de las ovejas. Desde muy pequeño era sumamente generoso en ayudar a los pobres.
Sus padres lo enviaron a estudiar con los padres franciscanos y luego en la Universidad de Toulouse,  a los 20 años, fue ordenado  sacerdote.
Decía el santo que , al principio,   lo único que le interesaba era hacer una carrera brillante, pero Dios lo purificó a través de importantes pruebas que lo ayudaron a tomar la decisión de consagrar su vida a la caridad para con los más  necesitados.
Al hacerse amigo del Ministro de la marina de Francia es   nombrado capellán de los marineros y de los prisioneros que trabajan en los barcos. Allí descubre el maltrato hacia los prisioneros que eran obligados a remar en condiciones inhumanas siendo azotados  y maltratados continuamente. Interviene  y obtiene del Ministro, Sr. Gondi, que los galeotes fueran tratados con mayor bondad y con menos crueldad

Luego es nombrado capellán de las grandes regiones donde el Ministro tenía sus haciendas, comprobando que los campesinos ignoraban totalmente la religión y no tenían quién les instruyera. Se consiguió un grupo de sacerdotes amigos para comenzar a  predicar  por esos pueblos: el éxito fue clamoroso. La gente acudía por centenares a escuchar los sermones ,  se confesaban y enmendaban su vida. De ahí le vino la idea de fundar su Comunidad de Padres Vicentinos: “Congregación de la Misión” , que se dedican a instruir y ayudar a los más necesitados.

El santo fundaba a donde llegara, grupos de caridad para ayudar e instruir a los más pobres. Para dirigir estas obras pidió ayuda a una mujer con las cualidades adecuadas :  Santa Luisa de Marillac, con ella fundó  las hermanas Vicentinas “Hijas de la Caridad”, que son ahora la comunidad femenina más numerosa que existe en el mundo. El santo les transmitió siempre una gran devoción a María  recomendándoles  rezarle con asiduidad, particularmente en la oración del rosario e imitarla en sus virtudes.

Luego bajo el impulso de Vicente se fueron organizando algunas mujeres en asociaciones laicas (de caridad) ayudando  en las necesidades de los pobres y enfermos,  principalmente a los niños más desamparados, huérfanos o abandonados por sus madres. Época de   plagas, guerra y hambre, que azotaban Francia. Así  las “Asociaciones de Damas de Caridad” los recogía brindándoles lo indispensable para vivir y crecer, convirtiéndose en sus Protectoras.

Realizó el juramento  de dedicar toda su vida a los más miserables y lo fue cumpliendo día por día , con generosidad heroica. Fundó varios hospitales y asilos para huérfanos, también donaba cuanto dinero recaudara.
Se dio cuenta de que la causa principal del decaimiento de la religión en Francia era que los sacerdotes no estaban bien formados , ocupándose de brindarles cursos especiales y conferencias específicas.

San Vicente contaba a sus discípulos: «Tres veces hablé cuando estaba de mal genio y con ira, y las tres veces dije barbaridades». Por eso cuando le ofendían permanecía siempre callado, en silencio como Jesús en su santísima Pasión».

Siempre vestía muy pobremente, y cuando le querían tributar honores, exclamaba: «Yo soy un pobre pastorcito de ovejas, que dejé el campo para venirme a la ciudad, pero sigo siendo siempre un campesino simplón y ordinario».
En sus últimos años su salud estaba muy deteriorada, pero no por eso dejaba de inventar y dirigir nuevas y numerosas obras de caridad. Lo que más le conmovía era que la gente no amara a Dios. Exclamaba: «No es suficiente que yo ame a Dios. Es necesario hacer que mi prójimo lo amen también».
El 27 de septiembre de 1660 pasó a la eternidad. Tenía 80 años.
El Santo Padre León XIII proclamó a este sencillo campesino como Patrono de todas las asociaciones católicas de caridad.